LA INTUICIÓN
Unos
le llaman intuición, otros corazonadas, otros sexto sentido, pero lo cierto es
que todos nosotros, en mayor o menor medida...
¡lo tenemos!. Es esa voz interior que nos habla desde nuestra verdadera
esencia, nos alerta ante el peligro, nos dice cuando estamos en presencia de
alguien confiable o no, nos alerta ante una situación, en fin, nos ayuda a
navegar por la vida como si lleváramos una brújula interna que nos guía.
Observemos
a los niños. Ellos desde que nacen tienen una percepción extrasensorial muy
desarrollada: saben quiénes los aman y quiénes no los quieren, cuáles lugares
donde ellos entran se encuentran armónicos y en cuáles sitios perciben que hay
conflictos.
Los
niños necesitan ser abrazados, sentir el contacto de la piel, escuchar el
sonido de las palabras, al contrario de nosotros los adultos, quienes no
permitimos que alguien se nos acerque mucho, aún cuando sea familia, no nos
tocamos por temor al ¡qué dirán! y ni siquiera nos miramos a los ojos, como
por ejemplo cuando vamos en un ascensor. Todo esto hace que nuestras
percepciones se cierren y podamos observar nada mas que una pequeña parte de la
realidad.
Con
el desarrollo de la intuición ocurre como cuando quieres desarrollar los músculos
de tu cuerpo. Cuando nacemos, tenemos músculos pero si no los desarrollamos a
lo largo de nuestra vida, se vuelven flojos, faltos de tensión y cuando somos
mayores, la obesidad se encarga de hacer el resto. Así mismo pasa con la
intuición.
Dice
un viejo adagio " el mejor equilibrio se obtiene cuando vivimos con los
pies sobre la tierra, pero con la mirada en el cielo". Cuando vivimos con
la cabeza y los pies en la tierra nos volvemos demasiado materialistas, somos
incapaces de elevar la mirada hacia lo alto, y no descubrimos el maravilloso
mundo espiritual que existe dentro y fuera de nosotros. Cuando vivimos con la
cabeza y los pies en el cielo, entonces perdemos contacto con la realidad, nos
hacemos demasiado soñadores, nos olvidamos de nuestros deberes y del lado práctico
de la vida. El verdadero equilibrio consiste, pues, en tener los pies sobre la
tierra - para cumplir nuestros compromisos tanto laborales, como sociales,
personales, etc., pero con la mirada en el cielo -
para recibir de lo alto la energía pura, colocar nuestras aspiraciones más
profundas en la vida espiritual y poder matizar cada día con un equilibrio
perfecto, que nos ayuda a adentrarnos en caminos más profundos a través de la
vida, caminos que en nuestro desequilibrio actual, no conocemos.
Nunca
es tarde para desarrollar la intuición. Lo más importante es concedernos un
poco más de tiempo a nosotros mismos. Existen muchas personas que viven en una
carrera desenfrenada, que por cierto, no les lleva a ninguna parte. Otras que
piensan "estar progresando en la vida", cuando lo cierto es que se están
endeudando más, teniendo menos tiempo para disfrutar de estar con ellos mismos
y aumentando considerablemente sus tensiones sin ninguna recompensa real o
verdadera, pero sí con un gran cansancio y pesadez.
Para
llegar a desarrollar esa intuición y lograr ese tan anhelado equilibrio y
tranquilidad, pero no una tranquilidad que estanca, sino una serenidad que le
hace observar detenidamente y sin
temores todas las probabilidades y salidas posibles a sus conflictos, les puedo
recomendar el siguiente ejercicio, que tal vez le parecerá conocido, pero no
por eso deja de ser muy efectivo.
Ejercicio
para desarrollar la intuición
"Aparta
todos los días, aunque sea quince minutos, para estar sólo contigo mismo.
Busca un lugar que sea "tu refugio", donde nadie te pueda interrumpir.
Aíslate en ese sitio, siéntate en una posición cómoda, cierra tus ojos y
concéntrate en tu respiración, sólo obsérvala en un principio. Como entra el
oxígeno en tus pulmones, como sale expulsado el aire de los mismos. Mientras
haces esto visualiza cada parte de tu cuerpo, comenzando desde los pies, pasando
por tus piernas, por los músculos de tu abdomen, por tus hombros, los brazos,
el rostro, el paladar y si alguna de estas partes está tensa, toma una
respiración y al exhalar ordénale a esa parte de tu cuerpo que se relaje.
Sentirás poco a poco como tu cuerpo se torna pesado pero no con la pesadez del
cansancio, sino con una pesadez cómoda, agradable, de descanso. Dedícate en
esos minutos que tomas para ti a observar tu respiración, y es allí donde
radica el secreto de la intuición.
Elimina
de tu vida la trampa mental de que no tengo tiempo para meditar o concentrarme
en mí. Eso es absurdo. Tú dedicas tiempo a bañarte diariamente, a comer, a
hablar, a ver un programa en la televisión, así que también puedes dedicar
apenas quince minutos en algo que, aunque silenciosamente, irá modificando tu
existencia. Aprende a darte permiso, pues es en esa pausa que haces en tu vida
que encontrarás la gran sabiduría que hay en ti. Cuando te hagas el hábito y
comiences a ver los resultados, te asombrarás de no haberlo hecho antes.
No
lo dejes para luego, comienza hoy mismo a dedicarte ese tiempo de exploración
interna, dejando a un lado los pensamientos que te hacen angustiar y reprimir lo
valioso que realmente eres.
Date
entonces ese permiso de estar en soledad, contigo mismo y todo el conocimiento
que tienes aflorará naturalmente desde adentro de tu ser.