La consciencia de la Salud.

 

Aunque muchos de los “científicos “ y personas “estudiadas o con mucha experiencia” se nieguen a creerlo, nuestra salud depende  totalmente de nuestros actos. Somos seres multidimensionales, lo cual significa que actuamos simultáneamente en nuestro físico, emocional, mental y espiritual. Los seres humanos tendemos a tener una visión limitada de nosotros mismos. Vivimos en un mundo carnal; hablamos de alma o espíritu, pero sólo creemos que somos criaturas físicas porque es lo que vemos.

 Sin embargo, la  totalidad de los malestares derivan de algo que está más allá de lo físico. Nuestros pensamientos, sentimientos y reacciones no son tangiblemente físicos pero repercuten de una manera definitiva en este plano.

 La psico-neuro-inmunología, ciencia recientemente creada, nos instruye a reconocer cómo nuestras emociones mal canalizadas, pueden hacer que el sistema inmunológico tenga un  decrecimiento en su actuación, quedando el cuerpo físico con mayor susceptibilidad a las enfermedades. Tal es el caso de una persona poseedora de un virus: esta contagiará solo a aquellos individuos que tengan su nivel de defensa bajo.

 En nuestro interior existe un plano subconsciente que reacciona literalmente: es decir, como lo haría un niño, a todos nuestros pensamientos y expresiones. Este nivel trabaja manifestando todo aquello que percibe de nosotros. Si alguien por ejemplo dice: -“yo siempre me resfrío”-, ese aspecto de la mente comenzará a trabajar en la energía física, convirtiendo entonces al sujeto en una persona afectada por todo tipo de gérmenes patógenos.

 El subsconciente dirige buena parte de lo que acontece en nuestro organismo y su entorno. Responde a nuestras creencias, emociones y sentimientos . Otro ejemplo podría ser el de aquella persona que dice: -“He perdido 5 Kilos”-, entonces nuestra parte interna dirá: -¿Perdido?-, y enseguida, sin que nos demos cuenta comenzará a trabajar para recuperarlos. Estas son pequeñísimas muestras de cómo nuestro plano interno trabaja sin que nuestro consciente lo sepa.

 Si maltratamos a este plano interno nuestro: nos criticamos, nos culpamos de todo, etc., no será de extrañar que nuestra vida termine siendo un desastre. “Lo que creemos ser, terminamos siéndolo”.

 La salud es una opción individual. Algunos dicen no poder evitar el pensar y sentirse como lo hacen, después de todo “lo han hecho siempre” y entonces jamás se dan el permiso de modificar sus conductas y escoger tener mejor salud. Existen personas inclusive que tienen un sistema subsconciente de buscar cariño a través de sentirse mal, así llaman la atención de sus allegados obteniendo para sí el afecto que requieren. Es importante saber que ellos no conocen conscientemente este hecho y si se les hace saber lo negarán, ya que si se dieran cuenta de esta realidad  en una forma abrupta, podrían descompensarse psicológicamente.

 Y si se nos ocurre pensar que las enfermedades hereditarias no dependen de nosotros, es entonces cuando debemos conocer que en vidas anteriores, también generamos pensamientos y sentimientos y que gracias a ellos venimos con nuestra carga positiva o negativa para esta vida, reflejada en nuestros patrones hereditarios. De allí la importancia de nuestros pensamientos cotidianos y cómo repercuten en nosotros hasta nuestra encarnación siguiente.

 

La medicina convencional...

todavía no sabe muy bien cómo se manifiestan muchas dolencias. ¿Por qué algunas personas se enferman y otras no?. Muchas veces para esta versión de la medicina, la cirugía se convierte en la panacea que todo lo cura, cuando realmente las causas que son emocionales y que provienen de nuestros comportamientos no se erradican de la vida del sujeto, haciendo que se vuelvan a repetir los efectos en su organismo. Es por ello que cada día surge con más fuerza la figura del médico o terapeuta integral, que trata hasta los desórdenes emocionales del paciente. Se necesita un esfuerzo de la persona afectada para restaurar la salud y el equilibrio. Es verdad que el cuerpo humano tiene la facultad de rehacerse, pero si no le ayudamos, es posible que ocurran nuevas crisis de salud y con el tiempo esa facultad disminuya. Aquí es importante que el paciente asuma lo que tiene que afrontar en su vida, para que su salud cambie y esto realmente toda persona no está dispuesta a hacerlo.

Conviene que empecemos a comprender que somos los únicos responsables de nuestros pensamientos y sentimientos, ya que sólo nosotros sufriremos sus consecuencias, convenientes o inconvenientes. Cuando aprendamos a no dejarnos afectar  tanto por lo que los demás piensen de nosotros y reforcemos más nuestra creencia en nosotros mismos, es cuando empezaremos a escoger el camino de la auto-sanación.

Es preciso saber, entre otras cosas, que hay una chispa divina en cada uno de nosotros. Que nuestras creencias se materializan y así como cuando éramos niños no conocíamos límites, todo era posible; necesitamos devolver al mundo ese resplandor, la certeza de que los milagros ocurren sólo si creemos en ellos sin caer en fanatismo, es  decir: con discernimiento.